lunes, junio 16

En 20 años no todo ha sido pincel: micro-acercamiento a las obras collage de Samuel Lizama.

Podríamos comparar la obra de Samuel Lizama con una explosión, un estallido en donde las esquirlas de color saltan por sobre los ropajes e inundan los ojos acostumbrados al gris perla que nos trae la lluvia. En 20 años de creación ha sido capaz de denunciar, inquirir, amar, jugar y hasta profetizar y todo en un constante movimiento. Este año 2014 a dos años de que Valdivia sea Capital Cultural de Latinoamérica, Samuel Lizama celebra su absoluta mayoría de edad con una exposición al mes. Este mes, junio el turno es de la Biblioteca de la Universidad San Sebastián pero acá no solo son pinturas, la exposición contempla una serie de collages, una faceta distinta a la que nos tiene acostumbrados el pintor; no hay un nombre específico que aúne este inserto, pero si un hilo conductor, la sexualidad y el arte, enfrentados en la misma baraja de naipes.
Desde mi ojo irresoluto en cuánto a crítica de arte se refiere, este grupo de collages me resulta particularmente intenso, hay una serie de discursos silenciosos que abren su paso en medio del silencio bibliotecario en donde están expuestos. El eros representado en la constancia de una braga femenina, la torpeza de quien hace del arte un despropósito, la denuncia del dogma como camino, son todos discursos que se escapan sigilosos, pero que están ahí, merodeando, metiéndose en la retina de quién observa. Lo cierto es que Samuel Lizama en esta muestra nos lleva a un escenario distinto, el estallido de color del que hablaba en un principio se guarda y sale a la luz esta otra forma, alejada del pincel, una forma más ovillada, más mental si se quiere, porque hace que uno en su fuero interno rumie las imágenes superpuestas aparte y en silencio.
Dos años quedan para que Valdivia sea galardonada como Capital cultural de Latinoamérica, francamente no sé muy bien a qué atiende tal título, francamente no sé muy bien qué hace o qué debe hacer una capital cultural, lo que sí creo feha
cientemente es que Valdivia lo merece, todas las semanas la agenda cultural está copada de actividades, cada una tiene su público en mayor o menor medida, cada una es un escape o una respuesta a algo en particular; el mismo “Samy” nos tiene acostumbrados a hablar de inauguraciones y exposiciones y, nos tiene acostumbrados también, a ver arte en donde no siempre hay arte, lo concreto y lo rescatable (a dos años) es que estamos avanzando en términos de “educación artística” para la población, creer y pensar una ciudad cultural que sólo ofrece actividades para un sector determinado es un desatino; el pintor, en 20 años de creación así lo ha manifestado y creo que somos varios quienes nos abanderamos con la idea de que el arte debe llegar a todas partes, a toda profundidad, a toda anchura, a toda angostura y altura de esta Valdivia Capital Cultural.

**Publicada en revista Radio Seis

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