2016 y por Valdivia siguen pasando buenas cosas, buenos libros lanzados al secreto e íntimo mundo de los lectores furtivos
LIBRO CUATRO: TERRITORIO CERCADO de MAHA VIAL
En portada el ingreso al hospital, a una oficina,
a un peladero, a un mundo paralelo que vive en torno al mal trato, el vacío, el
verde gélido que enfría la sangre, la luz artificial que rebota en el suelo
como en una sala de espejos. Maha Vial (Valdivia, 1955) nos trae acostumbrados
a enfrentarnos a nuestros miedos, a lo feo de nosotros mismos, a nuestras permisiones,
lo cierto es que Territorio Cercado (Kultrun 2015) no es una excepción, en este poemario
encontramos el tránsito del dolor, la contingencia como piedra en el zapato, el
cuerpo como ánima paciente, eso si, ya no tan solo femenino si no que
transmutado “sólo los ángeles agachan la
cabeza y se sorben los mocos / unos tras otros en el silencio de la noche /
unos tras otros sonriéndole al enemigo”
A 2016 la queja es absoluta en un Chile
esquizoide, las farmacias invaden las ciudades y abrazamos la enfermedad con el
silencio del que otorga, es acá en donde la voz poética de este poemario se sitúa,
una voz fuerte,
denunciante, posicionada en su espacio que es el límite, o la cerca si se
prefiere, la cerca entendida como megáfono para la denuncia, porque ahí en la
cerca habitamos todos en este territorio, ahí en la cerca pende de un hilo
nuestra dignidad, nuestra paciente dignidad que se olvida cada cierto tiempo de
respirar, porque sobrevive con inyecciones de adiestramiento “recibo un par de monedas / una tibia
caricia / un pedazo de higiénico para sonarme la nariz / luego voy donde el
oftalmólogo y repito la escena / sino lo haces así no te entregan los anteojos”
-La carbamazepina muele la memoria- estalla
en una página el texto, la afrenta es de una memoria que se niega a desaparecer,
una memoria que quiere dejar de ser recetario para convertirse en pedazo de
piel, en cuerpo habitado conscientemente por uno, por dos, por la muchedumbre
si se quiere. El respirar es entonces la metáfora de movimiento, y desde esa
metáfora se juzga el mundo, los poemas se suceden como imágenes abiertas o
cerradas allí Maha Vial logra enfrentarnos a nuestra propia angustia, Bataille explicaría años
antes, en El límite de lo útil, que
la angustia no es más que “nuestro constante debate entre lo minúsculo cerrado
y el espacio libre; y ante todo entre los demás hombres y uno mismo, entre la
generosidad y la avaricia”, ese trasladarse en la palabra se enuncia incluso en
el título de cada poema en el estado y las situaciones de cada texto, en los
sitios y en nuestra conciencia “Miles de
ojos-milísimos-ojos-mosca que atraviesan el recinto / que tocan sus bordes en
interiores que rozan la costra y leen el diagnóstico / miles de remiles ojos-moscas vigilando la
letra que se escribe”
Territorio Cercado es un poemario inquietante,
porque es un poemario denuncia, un poemario que hurga en nuestros propios
límites de dependencia y dignidad, no es casual el epígrafe de Diamela Eltit, no son casuales las imágenes recurrentes a las
cápsulas, al monocromo del pavimento. Maha Vial nos entrega las púas de su
cerco/alambre, en donde reside su palabra vivida por ella y por todo quien desee abrir el telón.