miércoles, julio 23

Herbolaria


Plaqueta publicada en Valdivia. 2010 de la micro editorial Pillaje. parte del proyecto Llueve o la Música está muy fuerte.

HERBOLARIA


jueves, julio 3

sobre Kiltros de Javier Milanca

Para los entendidos en la materia un Kiltro es un perro sin pedigree, una mezcla de razas, un mestizo. Para los no tan entendidos un kiltro es un perro fiel, uno que te sigue en todas, de esos que “apañan” a toda hora, en cada momento; de esos que están en cualquier lugar; menos en el centro.
Abro la ventana entonces y a primera página, aparece la escena casi divina de la provincia, pero no de esa pintada en cuadros de acuarelas, no de esa provincia medio ajena que nos predispone casi a un paréntesis medio etéreos o por lo menos demasiado lisonjeros. Hablo de la provincia de verdad, de esa secreta mixtura que se mueve entre lo lúdico, lo misterioso y lo terrenal, como los cantos a lo humano y lo divino.
En Kiltros de Javier Milanca encontramos ese manejo insondable del folclore, hay en este libro de cuentos esa nomenclatura perfecta entre la audacia y la inocencia; nomenclatura que nos lleva necesariamente a una poesía deslenguada y cercana, pero ojo, no cercana para cualquiera, sino que cercana para nosotros, porque acá la palabra se abre como caña de tinto en las mañanas, y quien no entienda esa metáfora es porque simplemente no conoce de periferias, porque querámoslo o no, ser de provincia es estar en la periferia y hay que siempre alzar la diferencia como bandera de lucha y Milanca logra en este libro enrostrar esa diferencia como común denominador de lo que llamamos diversidad cultural, porque acá no se habla solo desde ese matiz pintoresco, acá se propone a la deriva, a la esquina, como espacio simbólico de pensamiento y sobrevivencia.
Hablar de la narrativa de Javier Milanca, es hablar de condimento puro, hay sabores más allá de la piel que se agitan en la cabeza lectora y descuelgan desde la misma en racimos de inquietantes ideas, hay orgullo en estas páginas escritas, hay identidad gatillando cuestionamientos, impugnando certezas, hay una voz concreta que se abre paso entre bosques y cementos para gritar desde sus propios vértices sanguíneos que existe, que está ahí, que dice y que construye con la palabra, porque acá no hay paralelismos de tiempo ni de espacio, acá hay una realidad, cruda y desafiante y desde ese cariz Kiltros de Javier Milanca toma ribetes trascendentales dentro de la narrativa del sur de Chile, no solo por la temática de los cuentos, si no también por los epígrafes que van de alguna manera guiando la lectura hacia otras esferas de comprensión; las que no tienen solamente que ver con una apreciación estética de la obra, sino más bien con una apreciación histórica y social de esta. 
Quien canta su mal espanta, canta Francesca Ancarola, quien escribe su mal, lo hace desde la desvergonzada certeza de saber que hay otros acompañando la ruta, que hay otros kiltros fieles abalanzándose en contra de esa rarísima idea de progreso que nos envuelve, mientras los otros los de raza fina pasan sus días despellejándose en paseos de mall y juegos de ruleta en el casino. 
Abra usted lector estas páginas de greda y reconozca en ellas cuánto de mestizo hay en su alma. Pero tenga cuidado; no vaya a ser que Javier Milanca lo pille confesado y recuerde siempre, el pedigree corre peligro. 

**(presentación del libro: Los Lagos, abril 23 de 2010)